Empresas comienzan a imponer un suplemento adicional por usar productos de segunda mano

Empresas comienzan a imponer un suplemento adicional por usar productos de segunda mano

En un giro sorprendente en la forma en que las empresas abordan la sostenibilidad y el consumo responsable, un número creciente de empresas líderes ha comenzado a implementar un suplemento adicional para los clientes que eligen utilizar productos de segunda mano. Esta medida, que busca disuadir a los consumidores de elegir opciones más amigables con el medio ambiente, ha generado un intenso debate en torno a la responsabilidad empresarial y la conciencia ecológica. ¿Es esta práctica un paso hacia atrás en la lucha contra el consumismo desenfrenado o una medida necesaria para compensar los costos adicionales de la producción sostenible?

Empresas imponen suplemento por usar productos de segunda mano: ¿Es una nueva forma de esclavitud digital?

La suscripción se está convirtiendo en una especie de esclavitud. Eres esclavo de la empresa, que sube los precios a su antojo cada 6 meses, como pasa con el streaming televisivo, o quita y añade funcionalidades sin preguntar. Y ahora, algunas empresas están llevando esta práctica un paso más allá, cobrando un extra a los consumidores que utilizan productos de segunda mano.

Peloton y Happiest Baby, líderes en la imposición de suplementos por segunda mano

Entre las empresas que están imponiendo este suplemento se encuentran Peloton, una compañía que comercializa artículos de fitness, principalmente bicicletas estáticas con pantalla, asociadas a cursos de entrenamiento online, y Happiest Baby, que vende cunas inteligentes que se controlan mediante una app. Sus productos no son nada baratos, con precios que superan los 1.500 euros en el caso de las bicicletas y los 1.700 dólares en el caso de la cuna inteligente Snoo.

Peloton: una tasa de activación de 100 euros para productos de segunda mano

Peloton requiere una suscripción de unos 30 euros al mes para acceder a sus cursos y programas de entrenamiento asociados a sus bicicletas estáticas. Desde hace unos días, la empresa ha añadido una tasa de activación de unos 100 euros, a quienes no hayan comprado la bici en un establecimiento autorizado, es decir, a aquellos que la han adquirido de segunda mano. Esta medida ha generado polémica entre los consumidores, que ven esta práctica como una forma de esclavitud digital.

Happiest Baby: 20 dólares al mes para funciones básicas de la cuna inteligente

Algo similar hace Happiest Baby, que ha instaurado una suscripción de 20 dólares al mes en donde se incluyen funciones básicas de su moisés inteligente, como el Modo coche, o el ajuste del movimiento al registro de sueño del bebé. Esta suscripción es gratis durante 9 meses para quienes compren Snoo en un establecimiento autorizado, pero quienes la adquieren de segunda mano tendrán que pagar la suscripción. Nueve meses suponen 180 dólares.

Si no se paga la suscripción, se pierden las funciones más importantes de esta cuna inteligente, con lo que pierde toda su utilidad, pese a costar un riñón.

¿Es justo cobrar un extra por usar productos de segunda mano?

Los productos de segunda mano permiten ahorrar, y reducen la basura electrónica. Pero a algunas empresas no les gusta que los uses, y han comenzado a cobrar un extra. No parece la mejor solución para ganar clientes, o tenerlos contentos. ¿Es justo que las empresas cobren un suplemento a los consumidores que utilizan productos de segunda mano? La respuesta es un rotundo no.

Es hora de reflexionar sobre la práctica de las suscripciones y los suplementos que imponen las empresas. Los consumidores deben ser conscientes de sus derechos y no permitir que se les impongan estas prácticas abusivas.