¿Podemos confiar en la IA? La lucha entre la inteligencia artificial y la humanidad por la confianza

¿Podemos confiar en la IA? La lucha entre la inteligencia artificial y la humanidad por la confianza

En la era digital en la que vivimos, la inteligencia artificial (IA) ha logrado avances significativos, revolucionando la forma en que vivimos y trabajamos. Sin embargo, a medida que la IA se vuelve más sofisticada y omnipresente, surge una pregunta fundamental: ¿Podemos confiar en la IA? La respuesta no es tan simple como sí o no. La lucha entre la IA y la humanidad por la confianza es un tema que requiere un análisis profundo y reflexivo. En este sentido, es crucial evaluar los riesgos y beneficios de la IA, así como las implicaciones éticas y sociales que conlleva su desarrollo y aplicación.

La lucha por la confianza en la era digital: ¿podemos fiarnos de la inteligencia artificial?

En un mundo donde Siri, Alexa o incluso ChatGPT ya son parte de la familia, la inteligencia artificial está dejando de ser ciencia ficción para convertirse en una realidad muy cotidiana. Pero a medida que estos sistemas se vuelven más “inteligentes”, hay que poner sobre la mesa esta pregunta: ¿puedes realmente fiarte de ella?

La confianza en la tecnología no es algo nuevo. Aunque te cueste, ya confías en que los aviones te lleven de un lado a otro sin caerse del cielo y sin que los pilotos toquen nada, pero la IA es algo definitivamente diferente. Aquí se está hablando de chatbots, por ejemplo, que pueden “pensar” y tomar decisiones por su cuenta. Y eso, sinceramente, pone a todos un poco nerviosos.

La IA en medicina y finanzas: ¿dónde se puede confiar?

En algunos campos, la IA ya está demostrando que puede ser de fiar. Tal y como nos comenta en una entrevista para Computer Hoy José Tejero, Country Manager Iberia de Skeepers, en medicina, por ejemplo, algunos sistemas de IA son capaces de detectar enfermedades que se les escapan a los ojos humanos. En el mundo de las finanzas, los algoritmos de IA son capaces de detectar patrones en los datos que ni el mejor analista humano podría ver.

Y, por supuesto, no hay que olvidarse de los coches autónomos. Aunque todavía no son todo lo perfectos que podrían ser, la verdad es que prometen ser más seguros que un humano al volante.

La IA en el hogar: ¿puedes confiar en el ordenador que nos rodea?

La confianza en la IA es algo que se está construyendo poco a poco. Entonces, ¿por qué se confía en la IA en estos campos? Simple: ha demostrado ser más precisa que los humanos en muchas tareas, puede procesar cantidades enormes de información en un abrir y cerrar de ojos, no se cansa, no se distrae y no tiene días malos. Y lo mejor de todo, aprende y mejora constantemente.

Pero, por supuesto, todavía hay áreas donde se prefiere el toque humano. Cuando se trata de tomar decisiones éticas complicadas, aún se prefiere a un humano con conciencia. En el arte y la creatividad, aunque la IA está haciendo cosas interesantes, todavía se cree que las capacidades humanas tienen ese “no sé qué”. Y en temas de empatía y cuidado, como la terapia o el cuidado de personas mayores, se prefiere una mano cálida a unas frías palabras robóticas.

La IA como una herramienta, no un sustituto

No hay que olvidar que la inteligencia artificial es una imitación- o pretende serlo- del funcionamiento lógico del cerebro humano y siempre requerirá de un gran input para ofrecernos un gran output. Nos encontramos en un momento de transición en el que la fuerza, el trabajo repetitivo y cualquier tarea básica serán realizadas por inteligencia artificial, por lo que la aportación del ser humano se basará principalmente en la aportación de ideas y una gran capacidad creativa, comenta en otra entrevista para la revista Aitor Pastor, Ce& Founder de Disia.

El futuro probablemente sea una mezcla de lo mejor de ambos mundos. La IA puede ser como un añadido, un plus para los humanos. Tan solo piensa un médico con la precisión de una IA y la empatía de un ser humano. En muchos casos, la IA puede hacer el trabajo pesado, pero con un humano supervisando para asegurarse de que todo va bien.

La regulación de la IA: ¿qué se necesita para que la sociedad pueda confiar?

Para que realmente la sociedad pueda fiarse de la IA, hay que tener en cuenta algunas cosas: hay que saber primero cómo la IA toma sus decisiones —nada de cajas negras misteriosas—, la IA no puede discriminar, si la IA se equivoca, alguien tiene que dar la cara, tus datos deben estar a salvo de cualquier con mala fe, y la IA tiene que funcionar bien en cualquier situación, no solo en condiciones ideales.

“Es curioso ver como tenemos interiorizados los errores humanos, pero nos sorprendemos de cómo una IA puede llegar a fallar. La precisión llegará. Hay que entender que la IA puede tener errores, ya que es una imitación del cerebro humano. Es por eso que, dependiendo del input que nosotros le demos, ella ofrecerá un output con la misma calidad, por lo que los errores que veremos en la IA no son más que el reflejo de la calidad del input ofrecido”, comenta Aitor Pastor.

Aunque la IA está avanzando a pasos agigantados, los humanos siguen siendo imprescindibles. Alguien tiene que crear y mejorar estos sistemas de IA. Se necesitan personas que sepan interpretar lo que la IA dice y aplicarlo al mundo real. La ética y la supervisión siguen siendo territorio humano. Y en cuanto a creatividad e innovación, los humanos siguen teniendo esa chispa especial.

No se trata de elegir entre IA o humanos, sino de cómo podemos trabajar juntos para crear un futuro mejor. “A pesar de los avances tecnológicos y la creciente confianza en la IA, el talento humano sigue siendo insustituible”, finaliza José Tejero.