En el panorama cinematográfico de la década de 1960, un actor emergente llamado Clint Eastwood revolucionó el género del western con una trilogía de películas que cambiarían para siempre la forma en que se contaban las historias del Oeste. Con 'A Fistful of Dollars', 'For a Few Dollars More' y 'The Good, the Bad and the Ugly', Eastwood se convirtió en un ícono del cine, interpretando al personaje de El Hombre sin Nombre, un cowboy taciturno y letal que se convirtió en símbolo de la época. En este artículo, exploraremos cómo esta trilogía clásica del dólar sentó las bases para una nueva generación de westerns y cómo Eastwood se consolidó como una de las figuras más influyentes de la historia del cine.
Clint Eastwood, el pistolero que revolucionó el western
Hay películas que, sin ser necesariamente originales ni pretenderlo en lo más mínimo, terminan por crear un género propio. O, en no pocas ocasiones, lo que podría considerarse un subgénero. Los films de monstruos gigantes o “kaiju eiga” no existirían sin Godzilla (la original de 1954 y que sentó las bases del género), aunque antes existieran King Kong o El Monstruo de tiempos remotos.
Pues algo similar sucede con el western, o más concretamente con el llamado “spaguetti western”, un término despectivo que acabó por acuñar un género propio, que en muchos casos hizo de la necesidad virtud. Pero si realmente existen dos culpables, esos fueron realmente Clint Eastwood y su célebre trilogía del dólar, que logró un éxito que nadie esperaba en su momento.
Por un puñado de dólares, el film que dio forma a un género
A la hora de rodar Por un puñado de dólares, tanto el director Sergio Leone como el resto de los responsables tenían pocas expectativas puestas en la película. Para empezar, los productores querían contar con el popular Charles Bronson para el papel protagonista. Sin embargo, tuvieron que conformarse con Clint Eastwood, un actor al que casi nadie conocía entonces.
Antes de protagonizar esta película, Clint Eastwood era conocido principalmente por su papel en la serie de televisión estadounidense Rawhide (1959-1965), donde interpretaba a un vaquero llamado Rowdy Yates. Aunque este papel le dio cierta visibilidad, Rawhide no lo posicionaba precisamente como una gran estrella cinematográfica. Y mucho menos fuera de Estados Unidos.
El salto a Europa para trabajar en lo que entonces era considerado un subgénero de bajo presupuesto fue un riesgo para su carrera, pero Por un puñado de dólares lo convirtió en una gran estrella internacional. Este filme no solo redefinió la imagen de Clint Eastwood, sino que también ayudó a legitimar los spaghetti westerns, que hasta entonces formaban parte de un género “baratillo”.
El éxito de la película lanzó a Eastwood a la fama internacional. A partir de ahí, consolidó su carrera en el cine con secuelas como La muerte tenía un precio (1965) y El bueno, el feo y el malo (1966), que juntas forman la Trilogía del dólar dirigida por Leone. Estas películas elevaron aún más su estatus como estrella y marcaron un clarísimo punto de inflexión en su carrera.
Algún lugar entre la inspiración y el plagio
Por un puñado de dólares es una adaptación no oficial de la película japonesa Yojimbo (1961) de Akira Kurosawa. Eastwood interpretaba a un pistolero solitario sin nombre que llegaba a un pequeño pueblo dominado por dos facciones enfrentadas. Utilizaba su astucia para jugar con ambos bandos y sacar provecho de la situación.
El personaje de Eastwood se convirtió en una de las imágenes más icónicas del cine, con su sombrero, poncho y cigarro, simbolizando el antihéroe frío y lacónico que luego definiría muchas de sus futuras actuaciones. Kurowaka denunció a Leone, que tuvo que pagar una pequeña fortuna de la época a la compañía Toho. Eso sí, el propio Leone nunca negó la influencia, más bien todo lo contrario.
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